El desarrollo del lenguaje es uno de los hitos más importantes en la infancia. A través de las palabras, los niños no solo comunican sus necesidades, sino que también construyen su pensamiento, se relacionan con los demás y aprenden del mundo que los rodea.
Sin embargo, no todos los niños siguen el mismo ritmo. Algunos empiezan a hablar muy pronto, mientras que otros tardan un poco más. Esto puede generar dudas e incluso ansiedad en las familias: “¿Es normal que con tres años todavía no pronuncie frases completas?”, “¿Debo preocuparme si no entiende las instrucciones del cole?”.
La clave está en detectar señales de alerta que indiquen cuándo es el momento adecuado para consultar con un logopeda. En este artículo te ofrecemos una guía práctica por edades, con ejemplos y consejos que pueden ayudarte a tomar decisiones informadas.
El desarrollo del lenguaje por etapas
Para saber si existe una dificultad, primero necesitamos conocer qué se espera a nivel de lenguaje en cada etapa:
- De 0 a 12 meses:
- Balbucea, juega con sonidos (“ba-ba”, “da-da”).
- Reacciona a voces familiares.
- Empieza a señalar con el dedo hacia los 9-10 meses.
- De 12 a 24 meses:
- Comprende órdenes simples: “ven”, “dame”.
- Dice entre 20 y 50 palabras a los 18 meses.
- Combina dos palabras hacia los 24 meses (“mamá agua”).
- De 2 a 3 años:
- Usa frases simples de 2-3 palabras.
- Su vocabulario se expande a 200-300 palabras.
- Puede hacerse entender por la familia cercana.
- De 3 a 5 años:
- Relata hechos sencillos (qué ha hecho en el cole).
- Sigue instrucciones de 2-3 pasos.
- Va mejorando la pronunciación de sonidos difíciles.
- De 5 a 6 años:
- Utiliza frases completas con verbos y conectores.
- Pronuncia casi todos los sonidos correctamente.
- Es capaz de contar una historia con inicio, nudo y desenlace.
La importancia de la detección temprana
Las investigaciones en neurociencia del desarrollo muestran que la plasticidad cerebral es máxima en la infancia temprana, lo que significa que la intervención en etapas iniciales es mucho más eficaz que cuando se retrasa.
En Dicreas Logopedia aplicamos protocolos de detección basados en:
- Pruebas estandarizadas de lenguaje y comunicación.
- Observación clínica estructurada en situaciones de juego y conversación.
- Entrevistas con familias y docentes para tener una visión global.
Este enfoque nos permite diferenciar entre un retraso madurativo transitorio y un trastorno específico del lenguaje u otra alteración asociada, ofreciendo la orientación más adecuada en cada caso.
Cómo te podemos ayudar en Dicreas
Una vez detectada la necesidad, diseñamos un plan de trabajo individualizado que puede incluir:
- Estimulación del lenguaje oral: vocabulario, estructuras sintácticas, comprensión.
- Reeducación de la pronunciación: trabajo articulatorio y fonológico.
- Entrenamiento en habilidades pragmáticas: cómo usar el lenguaje en contextos sociales.
- Orientación a familias y escuelas para generar entornos comunicativos enriquecidos.
Este abordaje global asegura no solo la mejora del lenguaje, sino también el fortalecimiento de la autoestima y la integración escolar del niño.
Consejos prácticos para familias
Si sospechas que tu hijo puede tener una dificultad en el lenguaje, estas son algunas pautas que puedes aplicar:
- Habla mucho con él: describe lo que haces, nombra objetos, utiliza frases claras.
- Léele cuentos a diario: no solo mejora el vocabulario, también la comprensión.
- Juega con canciones y rimas: el ritmo y la repetición favorecen la adquisición del lenguaje.
- Evita pantallas en exceso: la comunicación real es insustituible.
- No compares con otros niños, cada uno tiene su ritmo, pero sí observa si hay retrasos notables.
- Consulta sin miedo: una valoración temprana nunca está de más.
Preguntas frecuentes
- ¿Y si mi hijo es bilingüe?
Puede tardar un poco más en arrancar, pero debe comprender y expresarse en ambos idiomas de forma progresiva. - ¿Es normal que no pronuncie la “r” con 4 años?
Sí, algunos sonidos (como la /r/ múltiple) se consolidan hacia los 5-6 años. - ¿Qué pasa si espero demasiado?
Retrasar la intervención puede dificultar el aprendizaje escolar y afectar a la autoestima del niño.
Conclusión
El lenguaje es la puerta de entrada al aprendizaje y a las relaciones sociales. Detectar a tiempo un posible retraso o dificultad es fundamental para acompañar a los niños en su desarrollo. No se trata de alarmar, sino de actuar con prevención y cariño.